Viernes Santo – Wikipedia, la enciclopedia libre

La Liturgia de la Palabra finaliza con la “Oración universal”, hecha de manera solemne. Se ora por la Iglesia, por el papa, por todos los ministerios -obispos, presbíteros y diáconos- y por los fieles, por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los judíos, por los que no creen en Cristo, por los que no creen en Dios, por los gobernantes, y por los atribulados.